lunes, 21 de enero de 2013

incontinencia festival



Orines. El olor a la orina humana es la primera sensación no visual que se percibe al llegar al campo ferial de las popularísimas fiestas del cantón de Palmares. Con solo descender del vehículo y estar a no menos de dos metros de cualquier tapia, pared, pedestal, orilla de propiedad, árbol o cualquier elemento que se presente vertical, perpendicular al suelo y que permanezca en el mismo sitio durante al menos cinco minutos, se percibirá el característico tufo del fermento del desecho de las ingentes cantidades de cerveza, que con montacargas no dejan de ingresar a los locales que las expenden y que ensanchan cada vez más la fortuna de uno de los dueños del país. 
El líquido omnipresente aparece en todo lugar como mancha en las aceras, como rastros de antigua escorrentía en los caños, como letreros en orinales de alquiler donde se cobran trescientos colones por depositarlos en privado, y por las filas de vejigas femeninas urgidas que les preceden. Además los negocios de alquiler de servicios sanitarios se beneficiaron por la gran cantidad de efectivos de la policía que se han encargado de llamar la atención a los meones que marcan territorio en las aceras, así como a los que toman licor en las vías públicas y los que fuman en los recintos de espectáculos. Así se pueden ver grupos de no menos de cuatro efectivos con chaleco antibalas y bastón de reglamento, encargándose de controlar las más básicas normas de cortesía a los fiesteros. Lo que no lograron los padres de familia y la educación básica, que lo enseñe la policía. Ya sé por donde vas doña Laura, y ya veo como ocupás el exceso de planilla que has contratado para las fuerzas policiales para reprimir las sublevaciones del pueblo pensante.
A pesar de tanta orina, las fiestas de Palmares sirven para responder muchas preguntas como porqué tanta deserción estudiantil? porque no es negocio en nuestro país vender libros?, porqué sería dificilísimo para un violonchelista encontrar trabajo? y sobre todo porqué seguirá ganando elecciones el partido liberación nacional. Y es que sobre todo este año, viene a la mente el hecho de que todos los que aquí están orinando, vomitando, embriagándose, exhibiéndose, imitando a brayan ganosa, levantándose las tetas, usando sombrero de vaquero, todos tendrán que decidir si el próximo presidente de la república será alguien como ellos, alguien de este cantón, alguien que no ha faltado nunca al tope de su pueblo donde desfila sobre su corcel ante la plebe que le vitorea y le grita: -Johny presidente!
En el concierto gratuito, infestado de las más variopinta población de veinteañeros y menores colados, un conjunto musical mediocre y desafinado, era muy apoyado por sus letras de doble sentido por el culto público que las captaba de inmediato y coreaban: - Sucia!, Perra!, al unísono completando las frases del cantante. Durante este evento tuve la oportunidad de contemplar como el líquido vital de las fiestas se hacía de nuevo presente: una muchachita se desmayó por deshidratación o exceso de hidratación con cerveza y mientras uno de sus compañeros la sujetaba para que no cayera, un chorro de orines salía a través de su short mojando sus piernas, sus zapatos, el polvo y unas latas vacías que habían bajo ella. Unos segundos después en medio de la confusión de sus acompañantes se podía ver a uno de los recolectores de latas vacías recogiendo las latas mojadas y llevándolas a su saco de reciclaje. Los chamacos que estaban con la desmayada no lograban hacerla volver en sí, aunque tampoco querían dejar su lugar en la pelota para llevarla al puesto de la cruz roja. Lo hicieron hasta que fueron obligados por dos policías que se acercaron a indagar y solo eso hicieron. Entre los dos compañeros de farra la  tomaron y la cargaron como un incómodo fardo con el único cuidado de no untarse ellos de orines. La pobre chica tal vez no vaya a tener el mal recuerdo de su transporte al puesto de emergencias con las tetas al aire, por descuido de su desconsiderado amigo, porque iba inconsciente.