domingo, 30 de junio de 2013

de doña Carmen Naranjo, siempre tan vigente...


¨considerando que somos muchos
nos llamamos a la unión
considerando que somos tantos 
amenazamos con la acción
considerando que no somos tontos
exigimos participación
considerando que hay injusticia
damos por muestra un botón
considerando que nos olvidan
afilamos la voz
considerando que nos relegan
tomamos posición
considerando que nos desnutren
reclamamos nutrición
considerando que nos maleducan
aspiramos educación
considerando que no nos atienden
pretendemos atención
considerando que nos estrujan
pedimos extensión y promoción
considerando que somos 
víctimas de la inflación
sujetos objetos de la economía
títeres de políticos y precios
esclavos de modas y programas
y recursos ingratos de arbitrarios
vitalmente
racionalmente
universalmente
declaramos la revolución¨.

tomado de ¨Homenaje a don Nadie¨ de doña Carmen Naranjo

jueves, 20 de junio de 2013

CARROÑEROS


Descubrieron el cuerpo de una joven universitaria, desaparecida hacía cinco días en una zona cercana a la frontera con Costa Rica. El cuerpo estaba desnudo, y semiquemado, había también señas de que animales carroñeros habían empezado a dar cuenta de la carne descompuesta. Lo usual y rutinario siguió a este descubrimiento, como si de un descubrimiento usual y rutinario se tratara. El levantamiento del cuerpo por las autoridades judiciales panameñas, la inspección del sitio en busca de rastros y pistas que eventualmente pudieran llevar a dar con la causa, circunstancias y ojalá el responsable de la muerte. Interrogatorio al muchacho analfabeta que se dirigía al trabajo en una finca y que descubrió el cadáver, mientras orinaba contra una cerca de alambre de púas. Quedó tan nervioso que no pudo volver a orinar de pie en tres días.

Un día después, lo usual y rutinario, pero siempre doloroso. El hermano de la universitaria desaparecida, reconocía el cuerpo vomitando a través de la mascarilla que le proporcionara la médica forense que le acompañó. El muchacho guardaría como una cicatriz en sus ojos la imagen hinchada y negra que en nada se parecía a su hermanita, de quien muchas veces tuvo que defender el honor por lo que decían sus panas sobre su cuerpazo de bomba. Sólo pudo confirmar la certeza de su identificación cuando le mostraron el tatuaje que tenía en la parte baja de la espalda, y que le había costado una fajeada de su madre cuando se lo hizo siendo solo una chiquilla de quince años.

Dos días después, todo deja de ser usual y rutinario después de practicar la autopsia. A pesar de que el cuerpo está muy dañado por la acción de los animales, y por el fuego que no logró quemarlo más que superficialmente, el tronco está bastante completo y se detectó una cicatriz en forma de i griega, igual a la que se practica en las autopsias. Esta, al parecer, es su segunda autopsia. Cuando la médica forense abre la carcaza, comprobó sus sospechas. No había órganos adentro. Pulmones, corazón, riñones, estómago, hígado. Solo los intestinos se alojaban en el alguna vez estrecho vientre de la joven.



El norteamericano sonreía complacido  frente a la cámara sin quitar la vista a su entrevistado. Sabía que a pesar del paupérrimo inglés que el médico hablaba, su anterior mención del costo tres veces menor de un transplante de riñón, era determinante para la publicidad que de inmediato colgaría en su website. En este se promocionaban los tratamientos médicos más diversos en un lujoso hotel hospital  de la capital costarricense, donde se trataba a los pacientes que venían del extranjero como a auténticos miembros de la realeza colonial de antaño, trato que por cierto apasionaba tanto a los ricachones de este little country donde los business estaban por doquier. 

También agradecía la mención de la gran cantidad de transplantes de riñón realizados por el médico entrevistado, siendo este dato fácil de comprobar por los visitantes al website, mediante un link al sitio de la National Kidney Association. Esto garantizaba una ola de clientes desesperados y urgidos por seguir viviendo y por el tratamiento estrella, el más caro y difícil de conseguir, ahora a un precio globalizado. Este era el negocio ideal, el que le había provisto de una nueva propiedad en Guanacaste cercana a donde se estaba construyendo un nuevo hospital hotel para turistas que soñaban con la eterna juventud de la provincia donde la población local padecía brotes de dengue que se llevaban tres o cuatro personas al año.

Con su torpe inglés, el médico mencionaba la edulcorada historia de cómo, de joven se había quebrado su mano, y lo bien que le habían tratado en el hospital, lo que hizo nacer en él la vocación por curar a los demás. Ya le sonaba bastante natural la mentira que le había sugerido decir el gringo, para no dar la impresión de que había estudiado medicina obligado por su padre también doctor, en contra a su deseo de ser abogado. Con eso terminó la tediosa pero fructífera entrevista que pronto depararía en más trabajitos y más dinerito en las cuentas del negocio. 

El norteamericano, se levantó, detuvo la cámara, y le sonrió. Con su torpe español, le dijo: 

-Tenemos ya el riñón para Mr. Leonard, recién llegado de Panamá, te está esperando en la clínica. Donante: mujer, 22 años, los médicos de allá nos garantizaron cien por ciento compatible. Murió en accidente de tránsito.


-¡Qué brutos los panameños! Ves, vos tanto que te quejás de las calles ticas y mirá como se matan por montones en accidentes allá con esas carreteras tan buenas.- añadió el galeno, y le dio la mano cordialmente al gringo, mientras salía del lujoso condominio en su audi doble tracción del año. 

Nota: La imagen que encabeza el texto la tomé yo mismo al atestiguar una situación brutal producto de la naturaleza humana y de la realidad que ahoga nuestra patria. Luego me referiré al respecto. Toño.

miércoles, 19 de junio de 2013

TEMPUS FUGIT



El tiempo pasa
aproveche el momento,
todo se convierte en recuerdo
en el estante de la memoria,
el recuerdo se convierte en ceniza 
en el desván del olvido. 
Pero la ceniza vuela en el aire
y enturbia la vista
y ciego de cenizas, 
usted pierde el momento.
Tempus fugit
carpe diem.


ilustración : Richey Beckett