martes, 26 de agosto de 2014

UN PEQUEÑO HOMENAJE AL MAESTRO EN SU CENTENARIO

Esto lo escribí el año pasado inspirado en la libertad con que Cortázar escribía y queriendo emular un poco la textura de sus fantasías.

Cómo cortázar la tela.

El sastre Jacinto Necesejo, revisó de nuevo las medidas del trazo sobre la tela que había marcado contra el patrón de papel que ya había retirado, y tomando las tijeras empezó a cortar la leche que hirvió antes de tiempo haciendo que doña Florencia corriera a retirarla para que la casa no se llenara con la peste a leche quemada y el olor fuera a molestar al sargento Clementino Merdo que sudaba la gota gorda tratando de alcanzar, a pesar de su barriga prominente, a un joven patán que trató de arrebatarle el bolso a una señorita que ofuscada y colérica tiraba de la correa de una patineta sobre la que se deslizaba Victorino, que otra vez se había fugado del colegio, y que con el viento contra los cabellos disfrutaba su provisional libertad con la velocidad que le daba la gravedad y las ruedas de un tren que lograron frenar a tiempo gracias a la concentración y habilidad del maquinista Lorenzo Virbovo que supuso que la señal de alto no impediría que el autobús se lanzara a cruzar la intersección, con el consecuente susto y terror de todos los pasajeros que vituperaron al chofer en coro que cantó Carmina Burana el año pasado y que para este tenían preparado montar el Mesías de Haendel a pesar de la rara enfermedad que padecía la soprano principal cuya voz había bajado hasta el tono de un barítono desde que supo que su marido salía todos los viernes por la noche a jugar al fútbol como defensa lateral del equipo que no perdía ni un solo partido desde que el dt lo sacó de la banca por lástima y cuando el equipo oponente formulaba una jugada peligrosa, él siempre cortaba directo como había marcado la tela hasta el final, cuando se daba cuenta que acababa de echar a perder otra tela fina por no fijarse bien desde el principio, colérico el sastre Jacinto Necesejo tomó las tijeras y se cortó un dedo.