Una de mis series favoritas de siempre es Chernobyl, su ambientación tan apegada a la atmósfera de cuando la catástrofe ocurrió, me provoca una inquietud tan cercana al horror, que el morbo que maneja mis emociones me lleva una y otra vez a repasarla. Dichosamente es una miniserie y tiene solo cinco excelentes capítulos que me dejan de muy mal cuerpo y peor talante al terminar de ver cada uno de ellos. Diría que ver esta serie, es uno de mis gustos más masoquistas. Es un efecto diferente al que, según se me ocurre, sucede cuando el público en general mira una película de terror. Padecen la tensión del suspenso y el morbo de la violencia, sabiendo que se trata de una película que pronto acabará y que el peligro y la maldad que se han contemplado, quedaron dentro de una narración ficticia que entretuvo durante un rato. Pero en el caso de Chernobyl, el horror ocurrió, y puede que vuelva a ocurrir, y puede que lo estemos padeciendo en estos momentos y no nos enteremos. Es realidad, muy bien representada, tanto que termina exasperándome, aun cuando terminan sus créditos finales, cuando recuerdo algún detalle específico o cuando pienso que el mundo está minado de centrales nucleares que pueden estar en manos de ineptos, y de armas nucleares que están definitivamente en manos de psicópatas.
Por estas circunstancias, es raro que una historia ficticia, me genere tan mal rollo al nivel de estresarme como lo hace la galardonada serie de HBO. Gracias a esto disfruto de mi afición al buen cine de terror y suspenso y mi adicción a la ciencia ficción en todos sus formatos. Pero resulta que me he encontrado con un producto reciente, que acabo de terminar de ver y me ha dejado con una sensación de inquietud existencial a pesar de que su temática sea pura fantasía de super héroes, eso sí enfocada de una manera muy, pero muy peculiar. Te hablo de The Boys y más específicamente en su cuarta temporada, la más reciente y la más actual. Si no conocés sobre esta serie, te hago un pequeño resumen: En el mundo existen los superhéroes, se trata de humanos con superpoderes. Pero los superpoderes no influyen para nada en su psique de humanos comunes y corrientes. Entonces lo que la historia plantea es lo que pasaría si personas normales y reales, con sus dilemas éticos y morales, con sus adicciones y problemas emocionales, con sus enfermedades mentales y manías; tuvieran poderes sobrenaturales que les pondrían por encima de sus semejantes. Imaginate a tu ex tóxica con superfuerza, o a tu jefe con el poder de leer la mente, o a un político local con el poder de manejar la voluntad de los demás. En la serie, los superdotados son casi siempre seres supercorruptos por su poder y que viven con un estatus de celebridades otorgado por los medios y las grandes corporaciones que les usan como productos y les permitirían hacer prácticamente lo que les da la gana. Para controlarles, la CIA crea un escuadrón especializado en operaciones secretas, que les vigilará, chantajeará y de ser necesario les matará. Este escuadrón es conocido como The Boys.
Como es de suponer, tan buena idea no viene de Hollywood ni de los grandes estudios, sino del mundo del cómic, de la mano de uno de los autores más disolutos y polémicos que el noveno arte haya tenido, el irlandés Garth Ennis, creador del increíble Preacher o Predicador (cómic que por cierto recomiendo absolutamente y que me gustaría algún día tener su versión integral en papel, dado que cuando lo leí completo fue en digital, aun así, digo y repito: viva la piratería!). El cómic The Boys duró de 2006 hasta 2013, (por desgracia no pude conseguirme más que los dos primeros arcos narrativos); y la serie en televisión inició en 2019, compartiendo el origen de lo relatado en el cómic, pero cambiando la narrativa a partir de la segunda temporada, porque mucho de lo que estaba en el cómic, era prácticamente imposible de representar en una pantalla de televisión, y eso que la serie es muy irreverente y sexualmente explícita. A pesar de no estar al nivel extremo del cómic, la serie desarrolla los planteamientos principales sobre la corrupción provocada por el poder, y la guerra entre el control corporativo contra el control político en la cual la gente común y corriente pone la mayor parte de las víctimas.
Recomiendo mucho la serie para quienes como yo, disfrutan del humor negro y violento y disfrutan del cinismo en su máxima expresión. No es para estómagos delicados, ni para verlo cuando mamá o alguna tía anda cerca. No hablaré más de la serie en general, porque lo que me ha traído al teclado es el comentario de porqué la cuarta temporada me ha dejado tan mal rollo y tan molesta inquietud existencial. Como te comenté antes, la serie tomó un camino distinto al cómic, y sus guionistas han sido lo bastante astutos y atrevidos, para construir una narrativa que presenta muchos puntos en común con la geopolítica actual y más específicamente con la polarización que se viene dando en EEUU desde 2020 cuando Trump perdió la presidencia y prácticamente encabezó el ataque al congreso. Y es que es notable como los productores de la serie, demuestran cómo a través del espectáculo, las noticias y las celebridades, los medios venden la idea del fascismo a las masas a través de seres casi divinos, siendo el mayor de ellos prácticamente el salvador de la patria, Homelander, un absoluto psicópata convencido que los súpers son superiores y que deben gobernar sobre los humanos normales. La construcción de Homelander como émulo de Donald Trump es más que evidente y la forma en como las masas se tragan la píldora y convierten poco a poco a la sociedad en una máquina fascista es casi el mensaje principal de esta temporada. Porque así es como está sucediendo. Un buen ejemplo es Argentina y su presente caos anarcocapitalista, elegido por un pueblo embrutecido a punta de programas de tele que ensalzaron a un pelele maniático, para que terminara de vender el país a los corporativistas como Elon Musk y los militares gringos y británicos. En Europa, los neonazis también marchan izando las banderas contra la inmigración para montar agendas corporativistas y capitalistas muy disimuladas. Por esto, es que una historia de superhéroes, una muy realista y morbosa eso si, es lo más parecido a la realidad que te vas a encontrar en cualquier plataforma en estos momentos.
Ni siquiera en las noticias te van a echar en cara tanta verdad. Te lo aseguro.