Una familia era propietaria de una finca que
producía las mejores uchuvas del país. Desde su fundación, el primer dueño de
la finca le vendía todo el producto a la Gran Cadena de Supermercados
conformándose con lo que le pagaban, dado que esto le era suficiente para
mantener su vida tranquila y lujosa, a pesar de que la finca estaba descuidada y sus trabajadores vivían
tan mal que no podían satisfacer sus necesidades básicas.
El dueño falleció y heredó la finca a su hijo
mayor, que era un joven inteligente y emprendedor; este sabía que si
comercializaba él mismo las uchuvas en lugar de venderlas a la Gran Cadena de Supermercados
al precio que ellos dictaban, conseguiría mejores ganancias y podría mejorar y
ampliar la finca así como mejorar la calidad de vida de los trabajadores de la
misma, quienes vivirían más felices y como consecuencia la producción sería
mejor. El heredero tenía siete hermanos de los cuales cinco le apoyaban en su
idea, pero había dos que no eran muy aficionados a trabajar y habían pasado sus
vidas hasta, ahora beneficiándose de lo que su fallecido padre les daba sin
importarle en lo más mínimo del estado de la finca y ni mucho menos el de sus
trabajadores. Desde que el hermano heredero empezó a aplicar los cambios
vendiendo las uchuvas al precio justo y a otros mercados, las ganancias
aumentaron y fueron invertidas en mejorar la calidad de vida de todos los que
allí vivían y trabajaban por igual. Gracias a esto contó con gran popularidad
entre la mayoría de sus familiares, el personal de la finca y también entre sus
vecinos finqueros que también comerciaban con la Gran Cadena de Supermercados
que les compraba sus productos al precio que se le antojaba. Tan significativos
fueron los cambios en las ganancias y la calidad de vida de la gente de la
finca de uchuvas, que los vecinos de la región se unieron para hacer un mercado
común de sus productos y venderlos a compradores de otras regiones que podrían
pagar mejores precios que la famosa cadena de supermercados.
A esta corporación no le estaba gustando para
nada la idea de tener que pagar más por los productos que antes conseguía casi
regalados y vendía carísimos, obteniendo fabulosas ganancias. Para cambiar esta
circunstancia tan poco favorable para la manutención de sus yates de lujo y
palacios que poseía, contactó a los dos hermanos del heredero que disentían con
él y les ofreció contratos de venta personalizados si lograban que las cosas
volvieran a ser como antes.
Con este fin, uno de los hermanos se encargó
de boicotear la producción de la finca y de inventar patrañas sobre su hermano,
el heredero, para malinformar a los restantes miembros de la familia y al
personal de la finca. El otro hermano se desplazó a otras fincas vecinas
diciendo que había sido expulsado de su hogar por su nuevo propietario y que el
mismo no le permitía ayudar en el trabajo, dado que según su opinión la finca
estaba al borde del colapso porque su hermano estaba regalando las uchuvas a
los vecinos pobres que hacía tiempo habían sido apartados de la lista de
proveedores de la Gran Cadena de Supermercados.
En medio de una misteriosa situación, el hermano
heredero de la finca perdió la vida en un confuso accidente con un
tractor. Su última voluntad fue que el
nuevo administrador de la finca fuera su hermano menor, que aunque no tenía ni
el carisma, ni la inteligencia de su hermano, era fuerte y leal a la causa de
continuar con el tipo de administración de la finca que el heredero había
instituido. Siguió contando con el apoyo de los familiares leales y de los
empleados de la finca, pero contaba con mucha más animadversión de sus hermanos
disidentes. Estos le odiaban por ser de menor edad y le consideraban tonto por su carácter humilde
y su lealtad al extinto hermano.
Los odiadores vieron que con esta nueva
administración, su oportunidad de hacerse con el control de la finca, podía ser
más viable en vista de la ausencia del carismático líder desaparecido. Los de
la Gran Cadena de Supermercados les prestaron mucho más dinero para sobornar a
familiares y a empleados de la finca, además, ellos mismos difundieron rumores
falsos a los vecinos finqueros sobre una mala situación en la finca de uchuvas
consecuencia de su política de producción y venta y por haber abandonado la
seguridad que les daba la Gran Cadena de Supermercados. Muchos de los vecinos
que se caracterizaban por ser finqueros cobardes y tontos, se apartaron de la
finca de uchuvas y renegaron de su antiguo interés hacia el nuevo camino que
había tomado.
En la finca la situación se había vuelto
delicada, efectivamente, pero no por las razones que difundía la Cadena de
Supermercados, sino por que algunos familiares que habían recibido sobornos y
algunos empleados que simplemente eran cretinos y creían lo que los corruptos
les decían, empezaron a boicotear la producción y hacer mal ambiente entre el
personal. A pesar de que esta gente era
poca, comparada con los que estaban convencidos de que dar marcha atrás sería
nefasto y hasta peligroso para toda la gente de la finca, el conflicto era real
y debía acabar. Todo lo que se había logrado cambiando las cosas para mejorar
la situación de toda la gente de la finca ahora se encontraba en un
predicamento y a punto de desaparecer para volver a los viejos tiempos en que
solo unos pocos se beneficiaban con lo poco que les tiraba la Gran Cadena de
Supermercados por sus excelentes uchuvas.
Aquí no termina la historia, porque es una
historia que se repite una y otra vez muy cerca de nosotros a mayor y menor
escala. Cuando hay personas que se dan cuenta de que trabajando en igualdad de
condiciones, juntos por un mismo fin, dispuestos a dar el mismo esfuerzo para
recibir la misma ganancia y vivir todos de forma digna y próspera, cuando esas
personas consideran que en lugar de
sostener un sistema de explotados y explotadores donde unos viven en medio de
lujos innecesarios y otros apenas sobreviven en su miseria, donde unos entregan
su vida al trabajo para que otros no tengan que trabajar nunca, puede existir
una sociedad justa y equitativa; es ahí cuando
aparecen las almas de la codicia, los que no soportan la igualdad ni el justo
reparto, los vacíos que necesitan llenar de cosas materiales sus vacías mentes
y almas, los que no dejarán que este mundo progrese hacia la paz y la
convivencia.
Después de plantearnos esto, al que tuvo la
paciencia de leer hasta aquí le hago unas cuantas preguntas para que le queden
dando vueltas en la cabeza:
-
Si usted fuera uno de los vecinos
finqueros, ¿qué bando tomaría, el que le recomienda la poderosa cadena de
supermercados o el de la finca de uchuvas que tomó el control de la venta de
sus propias uchuvas?
-
Si llegara el hermano disidente a
su finca y le relatara las penurias que pasan todos en la finca de uchuvas
debido a la torpe administración del hermano menor ¿Usted montaría en cólera y denostaría
en público al hermano heredero y al hermano menor, tratándoles de abusadores,
dictadores y corruptos a pesar de que eso a usted en nada le afecta, o
visitaría personalmente la finca de uchuvas para constatar la situación con sus
propios ojos?
-
¿Exigiría a gritos que la gran
cadena de supermercados tomara posesión de la finca, para que otras fincas
aprendan la lección de que la rebeldía no es la solución y que siempre deben
existir unos arriba y otros abajo?
-
Si la gran Cadena de
Supermercados tomara la finca por la fuerza, desapareciendo al hermano menor y
a sus seguidores, y pusiera a cargo a los hermanos disidentes ¿Estaría usted de
acuerdo, a pesar de saber que la próxima sería su finca?
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