sábado, 30 de noviembre de 2024

ÉXITO: LA PALABRA CLAVE

 

 

            Damas y caballeros, bienvenidos a una función más del circo tico, donde van a reír y van a llorar, como todo en tiquicia: por partes desiguales. Tengan en cuentan que la palabra clave para esta noche es ÉXITO.

 

            Hubo un tiempo en el que la noción de éxito era desconocida, mucho más cuando se hablaba de un individuo. Se hablaba entonces de supervivencia, y esta estaba en clave de la supervivencia de la comunidad. El pueblo que sobrevivía a una guerra, a una hambruna, a un tsunami o a una evangelización europea y podía darse el lujo de existir una o varias generaciones más, se consideraba dichoso y no tenía más que pedirle a sus dioses. Para ellos era suficiente. Cuando llegó el capitalismo, la noción de supervivencia dejó de centrarse en pueblos, familias, castas o iglesias y pasó a concentrarse en clases. En clases explotadoras que debían perpetuar su posición y de paso, más importante aún, la continuación de clases explotadas para conservar las utilidades a partir de las ganancias de la mano de obra, fuera esta no remunerada, cómo lo eran los esclavos o mal remunerada, como lo eran los esclavos a los que les pagaban una porquería. La desaparición de la esclavitud, fue un golpe muy fuerte para las clases explotadoras, quienes con la ayuda de las religiones y plutocracias (o como ellos les llamaban: nuestras convenientes  democracias), evitaron que las clases explotadas se enteraran de algunas cosas y corrieran a degollarles. Hasta aquí, las clases explotadoras ya se habían asegurado su supervivencia, por muchas generaciones de niños ricos para el futuro. Aquí fue donde esas nuevas generaciones de niñatos con cuchara de plata en la boca, se empezaron a llamar a sí mismos hombres de éxito (entonces, las mujeres aunque vinieran de buena familia, no se les consideraba mujeres de éxito, lo más cercano a esto era cuando las emparejaban con algún cuchi cuchi con probabilidades de buena herencia).

 


            Ya por esos tiempos, las clases explotadas, estaban un tanto cansadas de sobrevivir y reproducirse para que los ricos tuvieran éxito a partir de sus crías, ignorantes y enfermas. Entonces se enteraron de que en la unión está la fuerza y en unos cuantos meses de rebelión, se llevaron a una de las familias más poderosas de Europa a un sótano, los pusieron a dormir y se apropiaron de los medios de producción del país entero, demostrando que la clase trabajadora no solo podía sobrevivir, como a duras penas hacía años, venían haciendo; si no que podía tener éxito como una nación soberana e igualitaria. Cómo es de suponer, las clases dominantes y explotadoras de los demás países padecieron amargos episodios de insomnio y colitis crónica temiendo que su éxito empezaba a agotarse. A partir de esto, el miedo de los burgueses les provocó una grave diarrea a cuya deposición se le llamó fascismo. Este fascismo era un movimiento de explotadores que a su vez asustaba y engañaba a los explotados y les ofrecía la solución de sus principales problemas a través de la devoción y la obediencia ciega a un individuo de éxito, que les decía justo lo que querían escuchar. Los explotadores habían encontrado la clave para el éxito de su clase y poder evitar que los explotados, les nivelaran con sus machetes. Esta clave era darle a los explotados la ilusión del éxito, más allá de la supervivencia. Este éxito, reemplazaría poco a poco la antigua ilusión que les venían ofreciendo diversas religiones, de la redención y la vida eterna venturosa, después de una vida humana desgraciada. El hombre moderno de la clase trabajadora, poco a poco venía abriendo los ojos y recordaba que la única verdad que hasta ahora le había salvado, era la unión de los suyos, como le llamaron: la consciencia de clase. Así, para derrotarlo, los explotadores del capital, retomaron la antiquísima fórmula del divide y vencerás. 

 

 

            Tal vez en el futuro, los arqueólogos extraterrestres determinarían que el animal humano se creyó inteligente, por confiar en su mente y no en su instinto como el resto de las bestias. Por eso su comportamiento es el de una plaga y pronto su propia inteligencia le costó su extinción. Si hubiese considerado a su instinto, buscaría sobrevivir y para sobrevivir se habría asociado con sus semejantes en cooperación y podría haber gestionado mejor su futuro. Pero al desechar el instinto, y bloquearlo con la mente, creyó que podía competir con sus semejantes y llegar a tener éxito. El éxito prometido le asignaría un lugar en la cumbre junto a aquellos que admiraba y que deseaba imitar. Aquellos que le decían que se esforzara y trabajara más horas. Aquellos que le chupaban la sangre y los años a él y a sus hijos. El animal humano, decayó y desapareció al final, por su deseo de éxito: la última ilusión para aquellos pobres seres enjaulados en su vanidad. Pero no nos adelantemos, aún no se extingue este lamentable primate. Vamos a examinarlo en este pequeño laboratorio psicótico y narcisista que algunos llaman Tiquicia. 

 

 

            Una congresista de la bancada oficialista, le reprocha a otra, de oposición,  que si ella con el salario de diputada y la carrera de economista, no vive en un condominio de lujo, es porque es una fracasada. En otras palabras, que no tiene éxito, porque al tener acceso al dinero no hace lo posible para subir el escalafón y pasar a vivir la vida de la clase explotadora. No aprovecha la oportunidad fortuita de haber llegado al congreso para tener éxito en la vida. En seguida el gobierno que padecemos hace uso de la principal herramienta política, su más importante músculo, su varita mágica, que no es ni la sagacidad, ni la inteligencia ni mucho menos su capacidad negociadora, si no el manejo de los altavoces en redes para convocar orates y malinformados. Amplifica la discusión y centra el mensaje de la diputada oficialista como un anuncio de que la congresista que le dijo clasista, es como todos los ¨zurdos¨ un mal administrador del dinero y un dependiente del salario público. Pronto la legión de zoquetes, se tragan el mensaje y consideran que todo lo relativo al pensamiento opuesto al de éxito personal transformado en lujos y confort, es repelente y nocivo para el buen funcionamiento del país. Punto para la clase explotadora: cientos o miles de nuevos y viejos pelmazos, aplauden el zapato de diseñador italiano que les aplasta a ellos y a sus hijos y a los hijos de sus hijos. 

 

 

            El tarado de clase trabajadora, que engatusado, sigue tras la idea de su éxito individual en la competencia de ratones en la que sus amos le tienen metido, sigue siendo el producto más efectivo de los explotadores. De aquellos que te piden que trabajés más horas por semana, a pesar de que no te han aumentado el salario ni pagado horas extras desde hace cuatro años. De aquellos que mantienen en planilla  a funcionarios del ministerio del ambiente para arrasar con los bosques del Caribe Sur y llenarlo de residenciales cerrados como los de Guanacaste para erradicar a sus pobladores y gentrificar la zona. De los que procuran que las universidades públicas desaparezcan para aumentar el mercado de la educación privada que a futuro formará profesionales esclavos que trabajen obligados para pagar sus deudas. De los que se hacen de la vista gorda de los negocios de las mafias criminales, que pagaron sus campañas políticas y establecen récords de asesinatos en el país. De los que promueven leyes que aplasten a los pequeños productores agropecuarios para favorecer a los importadores que se hacen ricos a costa de nuestros alimentos y nos convierten en dependientes de los productos internacionales. De los que son amigos de un gobierno, que al otro lado del mundo comete un genocidio impune porque extermina gente pobre y de otro color de piel. De los que pasan diciendo que tal o cual política debe aprobarse para que vengan empresas del extranjero a dar trabajos, cuando aplasta al pequeño empresario nacional. De esta escoria que cree que todos los costarricenses somos ticos mansiticos, porque, como el ministro mequetrefe, creemos en todo lo que aparece en Tik Tok. 

 

            Por esto querido amigo, date cuenta que el éxito con el que te tientan es tan real y verdadero, como las ganas que tienen Pilar Cisneros o Rodrigo Chaves  de tenerte a vos y a tu familia , de vecinos en su condominio de lujo.           

 


Ps. un concepto rápido
 

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