domingo, 12 de abril de 2020

COMBATIR LA PANDEMIA CON MUNICIONES COMPRADAS EN WALLMART


Cuatro de la madrugada, de domingo de resurrección. Hace rato que perdí el sueño y ahora nada más hacía el ejercicio de sentarme frente a la página en blanco durante veinte minutos sin hacer nada a ver que sale. Si no sale nada, volveré de nuevo a la cama a buscar que el inconsciente tome las riendas. Pero las riendas no las quiere soltar el otro, el consciente, aunque quiera hacerlo. 

Hoy se cumplen 59 años del regreso de Yuri Gagarin a la Tierra después de pilotear el primer viaje espacial de la historia, y hoy estamos en esa misma cápsula azul que el asombrado capitán fue el primero en mirar desde afuera, todos confinados y separados en medio del miedo a la pandemia. Tal vez en ese momento Gagarin, habría pensado que dentro de sesenta años, estaríamos explorando y puede que habitando otros mundos en lugar de estar encerrados con miedo en este nuestro viejo y matratado planeta al que nunca tratamos como se debe. 

            La noticia del día de ayer fue que Estados Unidos ahora está a la cabeza de la triste lista de contagiados y muertos por la pandemia del Covid-19. La primer potencia capitalista del planeta, la triunfadora de la guerra fría, el policía universal de la ¨democracia y la libertad¨ liderada desde hace mucho por oligarcas que trabajan en función de las ganancias de Wall Street y del poderío económico de corporaciones que poseen el 98% de la riqueza del planeta misma que mantienen al margen del 99% por ciento de la población; hoy excava fosas comunes en su principal ciudad y cuenta por miles las muertes que pudieron ser evitables si el país contara con servicios básicos de salud. Su actual líder, más parecido a un supervillano de cómic de superhéroes que a un estadísta político conocedor de lo mínimo para gobernar algo, se hizo de la vista gorda ante la amenaza y luego se aprovechó de ella para su discurso de demagogia infinita y beneficio de los mercados. Ahora no encuentra en que agujero meterse y simula ser un jefe preocupado, ejerciendo de pirata para confiscar suministros de otros países y aprovechar la crisis para hacer más daño a los países que le antagonizan. 

            Como en todas las películas de zombies, al final la peor amenaza no son los muertos vivientes que comen carne humana y espantan con sus feas caras. La peor amenaza, sobre todo en las películas menos malas, es el comportamiento de los sobrevivientes a la pandemia. Los líderes abusivos que declaran oficial la ley del más fuerte, las masas de sobrevivientes asustados que atacan y linchan a los sospechosos de estar infectados, los que evitan la solidaridad humana y acaparan los bienes para los de su grupo, los que se aprovechan económicamente del pánico y no ayudan al desvalido; todos esos personajes y más podemos encontrarlos en el comportamiento político de los EEUU y de sus líderes. Quedemos claros que esta ha sido su conducta desde hace tiempo, y que la diplomacia de los demás países, reconociendo la importancia militar y económica norteamericana, hace que se pasen por alto sus desmanes; pero hoy en medio de la crisis de la pandemia es más que reconocible el mal actuar de los líderes de esa nación para con las demás naciones y para con su propio pueblo. Cuando se anunciaban los primeros miles de contagiados en EEUU, el impresentable de Trump convocó a que fuerzas armadas navales se aproximaran a Venezuela con la excusa de combatir el narcotráfico. Tal vez por lo fuerte de la crisis a nivel mundial no se ha vuelto a saber mucho al respecto de este cerco militar, me gustaría que todos los barcos desplegados tuvieran que regresar a sus puertos con la mayoria de la tripulación muy enferma, pero si así fuera, dudo mucho que lleguemos a saberlo. También se le ha solicitado suavizar los embargos hacia países como Cuba e Irán para que puedan conseguir suministros y medicamentos para combatir la pandemia, pero han hecho oídos sordos a los pedidos de la OMS al respecto. Además han incursionado en el campo de la piratería confiscando suministros contra la pandemia, que se dirigían a otros países e intentado sobornar a investigadores científicos para comprar la exclusiva de una posible vacuna contra el mal. 

            Anoche terminé de ver la estupenda serie documental de Netflix ¨Tiger king¨. Al principio no daba crédito a lo que presentaban y me daba la impresión de que se trataba de un falso documental, pero no es así, los personajes y las situaciones que se muestran son reales y dan un muy buen pantallazo de como es el poblador estadounidense promedio que no nos muestra el cine o la televisión. Si usted alguna vez se preguntó como diablos llegó un monigote tan despreciable como Trump a ser el presidente de EEUU, dese cuenta como son las mayorías en ese país. Esta serie es un ejemplo más de que la realidad casi siempre supera la ficción. Parece no tener sentido, pero la trama de coleccionistas de animales exóticos, armas, drogas y ansia por el dinero que se retrata en la serie es esclarecedora si se le pone un poquito de mente, sobre la cantidad de víctimas que al día de hoy está cobrando la pandemia en los Estados Unidos. Sus líderes han formado culturalmente a su población de manera de que se preocupen más por su derecho a poseer armas o grandes felinos que por tener derecho a una salud universal. Así han conseguido tener una población ignorante, egoísta y dispuesta a votar por el payaso más llamativo que le pongan enfrente. Así será como enfrentarán la pandemia, con rifles de asalto y municiones que pueden comprar en wallmart.

            Dos días antes de que EEUU le ganara el primer lugar en contagios y muertes por la pandemia a Italia, el precandidato por el partido demócrata Bernie Sanders, se retiró de la contienda contra Joe Biden dejándolo como virtual opositor a Donald Trump para las elecciones de noviembre. La mala imagen de Biden, así como su fama de otro oligarca más pero del lado demócrata, muy probablemente hagan que Trump se lo coma vivo y  con sus miles de conciudadanos muertos a cuestas vuelva a proclamarse presidente de nuevo. El programa estrella de Sanders era implantar un sistema de salud universal con alcance para toda la población. Sus opositores le achacaban que tenía ideas comunistas. Trump le llamaba el ¨loco Bernie¨, tal vez ahí, el maldito si tenía razón.