sábado, 4 de enero de 2020

COMENTARIO SOBRE LA NOVELA GRÁFICA ¨THE KILLING JOKE¨ de ALAN MOORE y BRIAN BOLLAND editada por DC COMICS





            Es inquietante pensar a veces, que en un instante nos puede cambiar la vida. Un descuido al volante, un resbalón en el baño, una mala ubicación en el peor momento, el descuido al volante de alguien más, la falta de equilibrio o la falta de atención o simplemente decir lo menos adecuado a la persona menos conveniente; cualquiera de estas situaciones pueden dar un vuelco a la existencia y poner todo patas arriba. Ya sea por tu culpa o por mero azar del destino, no volvés a ser quien antes eras. Para bien o para mal. Algo externo te afecta hasta tal punto que dejás de ser el mismo que antes eras, la perspectiva de la realidad te cambia, puede que para siempre, y terminés siendo completamente otra persona. Otro ser.
Si tu inteligencia emocional y tu raciocinio están más allá que acá, lo más probable es que un mal día, más que un mal momento, te convierta en algo completamente distinto a lo que antes eras. Otra vez: para bien o para mal.
O puede que no.
Esta es la teoría que pretende demostrar el Joker a lo largo de esta corta novela gráfica, en la que secuestra y tortura al comisionado Jim Gordon, con el afán de hacerle perder la cordura. Considera que la tensión emocional límite puede dar al traste con los límites morales, éticos y racionales de cualquier ser humano. Pero no logra su cometido. A pesar de la tortura y hasta de haber sido expuesto a imágenes de su hija desnuda y malherida, mantiene la coherencia de pensamientos y no pide venganza al hombre murciélago cuando este le libera y atrapa al Guasón. Al final el Joker se da cuenta que los que pierden la chaveta por un mal día, son individuos dañados, con grandes problemas psicológicos y emocionales como él. Y como Batman, su némesis, quién desde el principio le plantea que ambos están destinados a enfrentarse hasta que uno acabe con el otro. No es por nada, que Alan Moore haya declarado, que Batman y el Joker son dos caras de una misma moneda.
Al principio y al final de la obra Batman, quien ha logrado canalizar su catástrofe personal a través de la lucha contra el crimen, ofrece al Joker la redención a través de su ayuda para recobrar la cordura, para volver a ser racional. Pero el psicópata niega que tenga redención alguna, dado que ya ni siquiera tiene recuerdos de quién fue antes de su desgracia.
El ser que antes fue, no existe, las primeras víctimas de su locura, han sido sus recuerdos. De aquí se puede asumir que la historia de origen del malhechor, puede que no sea la verdadera, porque como dice el Joker: ¨si me preguntan sobre mi pasado, mejor que la respuesta sea de opción múltiple¨. Esto enriquece al personaje y le vuelve más invulnerable ante Batman, quien se exaspera al saber que odia tanto a alguien a quien no conoce para nada. La falta de información para el mejor detective de Ciudad Gótica es un fallo importante que le torna vulnerable ante su némesis. 


En vista de lo críptica que es la narrativa de Alan Moore en otras de sus obras, como Watchmen y From Hell, puedo inferir que el apartado del origen del Joker en ¨The Killing Joke¨ es una historia para despistar, un falso recuerdo, porque no, un recuerdo autoimplantado en la mente del desquiciado criminal, que él mismo no está seguro que haya sucedido. Esta consideración se me plantea a partir de su discurso sobre los recuerdos donde menciona:
¨¿Te acuerdas?¡Ohh, yo no haría eso! Recordar es peligroso, el pasado me parece un lugar tan repleto de ansiedad y preocupaciones… Supongo que podríamos llamarlo ¨pretérito imperfecto¨ JAJAJA.
Pero… ¿Podemos vivir sin ellos? Los recuerdos son los cimientos de la razón. ¡Si no somos capaces de afrontarlos, negamos la razón misma! Aunque ¿Por qué no hacerlo? ¡Tampoco es que tengamos un contrato que nos vincule a la racionalidad! ¡No hay cláusulas de cordura!
Así que, al sentirte como pasajero de un horrendo tren de pensamientos que se dirige a lugares insoportables del pasado, recuerda que siembre quedará la locura. La locura es una salida de emergencia. Puedes salir y cerrar la puerta a todas esas terribles cosas que han ocurrido. Puedes apartarlas de ti…  Para siempre.¨
El Joker de Alan Moore convierte a la irracionalidad en escape y consecuencia de la desgracia sufrida, creando la paradoja de que al eliminar el recuerdo de dicha catástrofe ha cruzado una línea de no regreso hacia la demencia y no podrá escapar de la misma a menos que sea muriendo en manos de su reflejo desquiciado: el hombre murciélago. Esta paradoja hace que la historia sea cíclica y que termine tal y como empieza, aunque con la diferencia de que podemos ver a Batman contemplar al Joker como su semejante, colega de desgracias y compartir una carcajada demencial por su último chiste. 

Reír para no llorar.