sábado, 24 de julio de 2021

CUANDO UN PATÁN REGRESA

 

Hace casi treinta años un sujeto te estafó. 

 

Creíste en sus ideas que  se parecían a las tuyas y creíste que era un líder nato, a pesar de no ser más que otro jefe. Pensaste que era trabajador, emprendedor e inteligente, confundiéndote al tomar para sí mismo las características que habían hecho grande a su padre.  Más bien este le reconocía como redomado patán y le soportaba sólo por ser el favorito de su madre. Supusiste que iba a actuar como hablaba y que traería soluciones y no más problemas. No viste los antecedentes que estaban a la vista. No viste que nunca había trabajado en su vida y que nada de lo que tenía le había costado ni se lo había ganado. Aún así, decidiste involucrarte en su negocio y apoyarle creyendo que tu familia y tus descendientes tendrían un futuro mejor. 

 

            Cuando fue demasiado tarde, te enteraste que habías sido estafado. Viste como este sujeto comprometía tu patrimonio y el de tus semejantes, también embaucados, y se aprovechaba del mismo para su beneficio y el de los de su clase, que no es la tuya; ni lo ha sido ni nunca lo será. Viste como tomó decisiones que te afectarían de ahí en adelante y que marcarían el futuro de los hijos de tus hijos, degradando el estilo de vida que tendrían las siguientes generaciones en muchos aspectos y que de ahora en adelante no vivirían tan bien como vos habías vivido.  Y eso que no considerabas que habías vivido tan bien. 

 

Viste que al terminar el negocio con este sujeto, con mucha prisa recogió sus ganancias y se largó bien lejos a disfrutar de las comisiones recibidas por la venta de tu futuro, y vos te quedaste como siempre, maldiciendo la hora en que te llegó a engañar y a hacerse pasar por la viva imagen de su ilustre y difunto padre. 

 

            Pasó el tiempo y te quedaste viviendo con la economía hecha pedazos, con tu casa con muchos objetos valiosos perdidos y con tus hijos sin educación gratuita de calidad, gracias a un tipo que se presentó como gran administrador, pero resultó ser otro embaucador más. 

 

Ahora que vivís día a día con las consecuencias de los engaños sufridos, ves como este mismo sujeto camina otra vez por las calles de tu lugar, con su lengua afilada, pose de seguridad y confianza infinita. Mirás a tus vecinos embobados por la imagen de líder maduro y de grandes ideas que pretende sostener para que le apoyen en un nuevo negocio en el cual asegura que resolverá los problemas que le aquejan a todos. Problemas que no son muy diferentes de los que no solucionó antes. 

 

            Mirás que te observa con descaro y te sonríe como si fueran amigos de hace mucho tiempo, como si no te debiera nada, como si vivieras mejor que como vivías antes de que él llegara, como si le debieras tu felicidad. 

 

Se acerca a vos a saludarte con gesto paternal y seguro, tal vez esperando una sonrisa de admiración y agradecimiento.

 

¿Con cual puño le das el primer pichazo?