jueves, 8 de octubre de 2020

¿Está Carlos Elvarado muy asustado?

 


En Quepos los policías destinados a dispersar a los manifestantes que bloqueaban una carretera, fueron atacados y reducidos por la turba furiosa a punta de palos y piedras. El clímax de la situación se dio cuando les lanzaron un coctel molotov desde uno de los flancos y casi incendian a un efectivo. Antes en Guácimo, los policías fueron embestidos con un backhoe y tuvieron que retirarse del lugar dejando que la canalla incendiara equipos de la empresa china que está construyendo la ampliación de la carretera hacia Limón. Luego en Abangares les robaron e incendiaron una de las microbuses en la que les transportan. Estos son solo unos ejemplos de lo que está ocurriendo por todas las zonas donde se bloquean las vías para protestar contra las lamentables políticas económicas del gobierno. Los efectivos policiales sufriendo palo, piedra y fuego por los manifestantes y más por la canalla advenediza que siempre aparece y mientras todo esto sucede, el presidente, ejerce la táctica de la tortuga y se mete en su caparazón de redes sociales y no se anima a reunirse a negociar con gente fea. 


 

 

Ya tuvo el presidente que anunciar en televisión que se desistirá del plan propuesto para negociar con el FMI, aunque lo que dijo lo dijo en medio de ese rifirrafe de lenguaje académico-periodístico-inclusivo-políticamente correcto que al final no deja nada claro sobre lo que se propone hacer. Es probable que ni lo sepa. Lo que si quedó claro es que no dijo las palabras mágicas: ¨vamos a negociar¨. No las dijo porque, como dijo el diputado Villalta: ¨Se le enoja Garnier¨ aludiendo al ministro de enlace con la plutocracia y hotelero oficial de la corona de esta finca, André Garnier.  No las dijo porque no se anima, porque le da miedo hacer el ridículo en público, porque la doña no lo deja, porque le tiene terror a qué José Miguel Corrales le pegue una buena regañada, en fin, quien sabe, pero no las dijo y las protestas continúan. 

 

Y empeoran cada vez más.


 

 

Ahora que hay varios policías heridos, los intelectuales de twitter se ponen de acuerdo con los activistas de Facebook y están clamando por la cabeza de José Miguel Corrales y Célimo Guido como culpables del cabreo monumental que se está notando en Costa Rica, cuando en realidad ellos solo son dos adultos mayores con una trayectoria de honradez y trabajo que nadie puede discutir, y con los huevos suficientes para liderar la protesta y plantar la cara ante el gobierno que va de mal en peor. Hay que tener claro que el verdadero culpable de las chichotas, las quemaduras, las cortadas, las destapadas, las pedradas, etc de los policías está tomándose un café con comités de señoras o de cooperativistas millonarios. 

 

Si el presidente fuera un verdadero líder no estaría cagado de miedo, zafando el lomo y pateando la bola, mientras espera que alguna desgracia se produzca en esta situación y la atención del costarricense tome partido a favor del gobierno. Si tuviera lo que se necesita además de cerebro hace rato estaría pegándole a la puerta de los líderes del movimiento y diciéndoles: ¨ahora sí, ¿qué putas quieren? Hablemos¨.

 

Pero como que le da mucho miedo hacerlo.

 

¿O será que más bien espera la muerte de un policía para volcar la opinión pública a su favor? Eso lo convertiría en un digno heredero de cierto personaje nefasto que vive en Rohrmoser.

 


 


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