domingo, 27 de mayo de 2018

EL DÍA MÁS LARGO EN EL ROCK


Acabo de verificar en Google Earth que la distancia desde donde nos dejó el Uber que nos llevó al autódromo Hnos Rodríguez hasta la tarima principal del evento, hay dos kilometrazos que a la salida se convertirían como en veinte al paso de la masa de rockeros cansados y mojados. Pero al principio no se siente cuando uno va fresco y más o menos almorzado, (únicamente me empujé una hamburguesa porque no quise arriesgar a pasar el chivo en uno de los excusados de lujo del pase vip). La caminata de ingreso al evento es más bien un emocionante tour donde se descubre la clase de fauna con la que se compartirán las siguientes horas de metal. Lo que primero llama la atención además del largo recorrido, es la cantidad de gente que ya está en el lugar, aún a sabiendas de que muchos más ingresarán más tarde, por ser viernes un día laboral. Por la amplitud del lugar no se nota saturado, pero si que se ve mucha gente y a pesar de ello el ingreso no es para nada difícil ni lento. Supongo que más tarde si lo fue.
No hubo mejor bienvenida a la tarima principal que la que recibimos de la banda mexicana The Warning, sinceramente yo no tenía ni idea de quienes eran estas chavas pero el poder de su música hablaba muy bien de ellas. No hay nada mejor que una primera buena impresión, y con ellas me la llevé de forma absoluta. Tocan un rock intenso, rápido, distorsionado y muy bien interpretado. Cada una de las tres hermanas se desempeña con soltura y habilidad en su correspondiente instrumento y su música original es magnífica. Me llevé una excelente impresión de estas chicas de Monterrey, por dicha ellas son la muestra de que las mujeres ahora incursionan más en el metal y de esta manera y demuestran que pueden estar a la altura de las grandes bandas. Atención porque The Warning es una banda con un gran futuro, ya lo verán.



Cuando terminó la presentación de The Warning en la tarima contigua empezó un grupo de algo parecido a NuMetal llamado Qbo, que no prometía para nada. Escuchamos una pieza y fue suficiente para largarnos a explorar hacia las tarimas secundarias, renegando eso sí, porque se le diera espacio en esa tarima a una banda tan floja. Probablemente sea que en México son muy populares, pero lo poco que escuché de su música, sonaba como a rock desinflado. Procedimos pues a explorar las zonas vip, principalmente para proceder a hidratarnos a punta de coronas, las cuales después de la cata de cervezas que me he dado a lo largo de mi estadía en México, califican apenas como líquido hidratante y no como cerveza, pero eso es otra historia. En eso andábamos cuando de pura chiripa nos encontramos con que en un toldo estaban los maes de Testament en exposición para ser saludados y victimizados por los selfies de los fans. Como no había mucha pelota me colé de inmediato y logré saludar a Chuck Billy y a Alex Skolnik. Luego de la emoción tonta de la foto, me vino a la memoria que cuando estaba en el colegio forraba mis cuadernos con fotos recortadas de las revistas de metal y en uno tenía una foto de Chuck Billy cuando era flaco en la gira de uno de los primeros discos de Testament. Se lo comenté a mis jóvenes acompañantes y creo que imaginaron esa historia como del periodo cretácico o algo así. Bueno ni modo, aquí estamos, unos siguen sobre el escenario interpretando con gran calidad su música y otros ya tenemos los medios para venir a verlos y hasta para saludarlos. El mundo es cambiante pero a la vez sigue estático.

Nos dirigimos a la True Metal Stage en la que sonaba una potente banda de heavy metal mexicana que desde lejos daba muy buena impresión y recibía buen apoyo del público. La banda mexicana Jet Jaguar interpretaba su poderoso repertorio con excelentes pasajes instrumentales y solos pirotécnicos a cargo de sus dos talentosos guitarristas. Por su potencia vocal el cantante me recordó al famoso  Air Raid Siren que era como le decían a Bruce Dickinson en su época del Number of the beast. Una gran banda que la verdad, merecía más estar en la tarima principal que los bostezos de Qbo. Este es el verdadero metal, como se debería interpretar el rock: con maestría y con energía, no tanto apoyándose en distorsiones y efectos ni mucho menos prescindiendo de solos y de velocidad. 

Después me enteré que Jet Jaguar fueron los ganadores del concurso de bandas del festival de Wacken del año pasado, para que vean que calibre de banda:
 
Nos acercamos a las tarimas principales para agarrar lugar para ver a los alemanes de Kadavar y estaba presentándose una banda de hardcore en español que no conocía, ¨De la Tierra¨. Presentaban un show muy enérgico, con ritmos rápidos y solos bien montados, viendo en las pantallas el talentoso baterista se me hacía conocido, pero no le llegaba en cual banda lo había visto. El mae tenía buena energía y un ritmo super preciso sin importar la velocidad en que estaba interpretando, igual me parecía haberlo visto de algún lado, y lo adiviné cuando se puso a tocar de pie : era el baterista de Maná. Siempre había pensado que era lo único bueno de la tal banda fresa mexicana, y el man de fijo que es uno de los más talentosos bateristas que he visto en el rock. Claro el compa es metalero, y necesita comer por eso se soporta los quejiditos del fer ese que dicen que canta.  Ya había reconocido también al cantante de A.N.I.M.A.L. y de ahí también me cayó que ¡claro!, el guitarrista no era otro ni más ni menos que Andreas Kisser de Sepultura. Mientras nos posicionábamos para ver el show de Kadavar, terminamos de ver los zarpes de la rejunta latinoamericana que cerraron con el argentino Andrés Jimenez cantando encima de la barda que separa al público de la fosa que está ante el escenario y lanzándose sobre ellos siendo inmediatamente rescatado por el personal de seguridad y despidiéndose mostrando el culo. 


Terminando D L T y empezando Kadavar que hace rato estaban listos para darle con puntualidad germana, pero como los latinos se atravesaron con sus como cinco zarpes, se tomaron un rato para fumarse un puro en el escenario.  Esta banda sintetiza el estilo hippie setentero de led zeppelin y black sabbath con una instrumentación sencilla pero poderosa y lo traen al presente con tremenda energía y presencia escénica. Lo más llamativo del grupo es el loco del baterista que me recordaba a una mezcla de Ginger Baker y Mick Fleetwood, con Charles Manson. No es vara que el mae al ratos daba risa y a ratos daba miedo. 


Luego regresamos al True Metal Stage a ver a Testament que acababa de iniciar al mismo tiempo que el aguacero. Por esto, y porque ya no había casi espacio cerca de la tarima, decidimos guarecernos bajo techo y escuchar más que ver el concierto desde ahí. Como la locación estaba un poco elevada, se podía apreciar el tremendo mosh pit que se armó bajo el auspicio de los californianos que no le mermaron a pesar del aguacero que les caía encima. 


Como el aguacero siguió nos acomodamos en la carpa del escenario principal a ver o más bien escuchar desde ahí las bandas que en esos momentos estaban preparándonos y cruzando los dedos para que escampara para acercarnos para ver a Mastodon. Terminaba Refused que sonaba bastante bien aunque un toque sin fuelle para ese evento e iniciaban Dead Cross, a quienes no conocía. Me llamó la atención que al ser puro tarro, grindcore al estilo de Napalm Death estuvieran en una de las tarimas principales, por lo que les puse atención un rato y me encontré a dos viejos conocidos en la banda: Mike Patton, vocalista de Faith No More, más cercano en este caso a su faceta en Fantomas rugía más que cantaba y fue por los pasajes que interpretaba con voz natural que le reconocí en los vocales; por otro lado la batería demoledora denotaba a uno de los más destacados bateros del metal de todos los tiempos: el legendario DaveLombardo que sigue vagando de banda en banda desde que Kerry King le serruchóel piso en Slayer.

Al terminar Dead Cross ya estabamos frente a la división entre las dos tarimas principales  listos para la descarga de Mastodon. Se lucieron con una buena propuesta y gran manejo escénico, repartiéndose las vocales entre el baterista, el bajista y uno de los guitarristas. Proyectaron tras del escenario imágenes psicodélicas que pasaban de los más fumado a lo más terrorífico, por cierto, muchas de estas imágenes se inspiraron en los relatos de Lovecraft, porque recientemente he leído ¨Las montañas de la locura¨y ¨El horror de Dunwich¨ y tengo bien frescas las imágenes de las aberraciones que protagonizan estas novelas. Lastimosamente, el sonido para Mastodon no fue el mejor, muchos solos no se podían apreciar suficientemente y eso deslució su espectáculo.  Cuando ellos terminaron, ya estabamos bien localizados sobre  el montículo  que nos ofrecía ¨la culebra¨, que es el conjunto de cables que van dentro de un ducto desde el escenario hacia la mesa de sonido, y nos dispusimos a proteger nuestra posición durante los dos últimos shows de la jornada.


Deep Purple empezó su show con Highway Star en un escenario ambientado en un territorio polar. Fue notable la diferencia de sonido con respecto a sus predecesores, cosa que se fue agradeciendo cada vez más en cada intervención del guitarrista Steve Morse y del tecladista Don Airey quien sustituye al gran John Lord desde su retiro, y que cuenta también con una trayectoria de casi 50 años en grandes bandas de rock. Es notable observar como eran frecuentes estos intervalos instrumentales en bandas de esta trayectoria, hecho que los melómanos agradecemos mucho, pero que tienen el transfondo de dejar descansar un rato la envejecida garganta del cantante principal. Esto se pudo apreciar al igual con Deep Purple, con Scorpions y al día siguiente con Judas y naturalmente con Ozzy. También varias de las canciones insignias eran interpretadas una tonalidad por debajo de la versión original, también para apoyar las vocalizaciones de Ian Gillian, quien a pesar de la edad, presenta mucha energía y vitalidad y gran claridad en su melodiosa voz. 


Luego llegó el cierre de la jornada que no podía ser de otra manera que con broche de oro. Scorpions salió al escenario minutos antes de la medianoche cuando al fin la lluvia nos dio descanso y nos dejó mojados hasta los recuerdos de vidas pasadas. Mis tenis desde entonces no han vuelto a ser los mismos. Los alemanes presentaron el escenario más espectacular de todo el festival incluyendo hasta una batería que durante el solo levitó por encima de todo el escenario. Ofrecieron un repertorio de lo más variado, desde temas de sus primeros discos setenteros hasta su hits más conocidos, incluyendo un par de piezas instrumentales buenísimas y una versión de la rola de Motohead, Overkill,  en homenaje a su amigo Lemmy. 


Terminado el chivo de los Scorpions, inició el lamentable regreso a la puerta 6, dos kilómetros  de pura romería y un ride en microbus nos separaba del merecido descanso. Con la ropa empapada y la mente saturada de rock emprendimos el regreso entre la masa humana de fanáticos de los decibeles, comentando las vivencias de ese largo día y la expectativas para la siguiente jornada. A estas alturas yo ya estaba convencido de que para sobrevivir a un festival de esta magnitud, hay que venir en buenas condiciones y con mucha paciencia.



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