70 y Rock presenta
100 discos imprescindibles
de hace cinco décadas...
En un hospital británico en 1969, un muchacho de 22 años, estaba a punto de morir de tuberculosis. Con inyecciones un día si, y otro también, pudo apartarse poco a poco del borde final de la existencia y después de un internamiento de seis meses, salió transformado como quien nace de nuevo a seguir haciendo lo que más amaba. Antes de esa crisis este muchacho ya había grabado dos discos con un éxito medianamente discreto en los que cantaba canciones con temas románticos y juveniles nada impresionantes. Cuando salió del hospital llevaba en su cuaderno y en su guitarra, cuarenta canciones que reflexionaban sobre la vida, la muerte, el mundo, la belleza, la verdad y el universo. Grabó un tercer disco con algunas de estas piezas pero el cuarto disco que grabó y lanzó en 1970 le consagró como uno de los cantautores más destacados de la década. Este muchacho recién renacido, se hacía llamar Cat Stevens.
Cuando tuvieron listo el álbum Tea for the Tillerman para su lanzamiento, el empresario Chris Blackwell, propietario de Island Records, le dijo a Cat Stevens: ¨Muchacho, no sabes lo lejos que vas a llegar a partir de ahora¨. El cantante lo tomó como un cumplido, pero con el tiempo se daría cuenta que a partir de la salida de este disco, la fama sería un factor determinante para su forma de vida. Con una voz diferente a la que tenía en sus otras producciones, probablemente afectada por su enfermedad o tal vez con una entonación más grave y madura para tratar temas más serios de la forma en que los plantea, procedió a expresar de manera muy filosófica muchos aspectos que no eran frecuentes en las producciones de música pop de la década que iniciaba.
El disco empieza con una canción con un título que pregunta ¿Dónde jugarán los niños? y la pregunta antes y ahora sigue siendo el gran problema de la humanidad. ¿Estamos lo suficientemente preocupados y sobre todo ocupados en el futuro de la humanidad? ¿Nos damos cuenta hacia donde va esto? Cuando entonces la guerra de Vietnam y la amenaza nuclear copaban la atención, Cat cantaba también de la destrucción de la naturaleza y de la inminente crisis climática. El primer gran éxito del disco fue la canción Wild world, inspirada en su ruptura con la actriz norteamericana Patti D`arvanville, y que ha sido reinterpretada por muchos artistas más como Jimmy Cliff, Maxi Priest, Mr Big entre otros. Otro sencillo destacado fue Father and son, de la que te hablé en el episodio 11 de 70 y Rock en la que plantea la diferencia generacional entre un padre y un hijo, cantándola como si se tratara de un diálogo entre estos personajes.
El éxito del album le llevó a recorrer casi todo el mundo, en giras de conciertos en las que también se daba su tiempo para explorar y conocer diferentes culturas y diferentes formas de definir la espiritualidad. En 1978, tuvo otro renacimiento que le hizo convertirse al islam y abandonar la música hasta la década de los noventa. Abandonó su identidad artística y se transformó en Yusuf Islam. Con los años supo reconciliar a Cat con Yusuf y en la actualidad continúa con su carrera, componiendo nueva música y reinterpretando sus canciones del pasado, viéndolas y saboreándolas desde la óptica que da la vejez. En 2020, presentó el disco Tea for the Tillerman parte 2, en la que graba de nuevo las canciones pero modificando algunas letras y casi todas las músicas, manifestando así como una obra inmortal puede también madurar con su creador.
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